MAGNA MARIANA DE CÓRDOBA

Ayer se celebró el desfile procesional de las 25 vírgenes coronadas de Córdoba y provincia con gran brillantez y fervor de miles de devotos, a pesar del calor sofocante de los 41,9ºC a la sombra que alcanzaron los 46ºC al sol. Pasadas las 5 de la tarde, casi simultáneamente los 25 cortejos se pusieron en la calle. En la Carrera Oficial cada imagen llevó un cortejo reducido y sin música propia, con una señalada representación de las hermandades y localidades de origen. La organización encontró la colaboración de los devotos que, cuando se lo pidieron, se retiraron de la procesión para dejar sólo el cortejo oficial. Desde el palco de autoridades, el obispo de Córdoba Demetrio Fernández felicitó a los participantes en el Magna Mariana. El apoteosis cofrade mariano llegó de madrugada cuando después de entrar en la Mezquita-Catedral y coincidir allí todas las imágenes, iniciaron la salida escalonada de vuelta a sus iglesias de acogida. Los devotos ya pudieron sumarse a los cortejos. El entorno de la Catedral se volvió a encontrar como el escenario perfecto para discurrir las cofradías. La música en directo de la orquesta sinfónica de Algeciras dio solemnidad al acto. De hecho, la Catedral se convirtió ayer en el corazón de la fe de la diócesis cordobesa. El enorme calor de la tarde, aunque no restó brillantez al acto, de alguna manera lo condicionó porque hubo afluencia moderada de miles de devotos en las primeras horas de la tarde ya que de las 11.5OO localidades disponibles sólo se vendieron 9.5OO. También el calor sofocante de la tarde, más aún para los componentes de los cortejos, vestidos de traje, con dalmáticas o costaleros, hizo que hasta la 1 de la madrugada Cruz Roja tuviera que atender 39 incidencias, la gran mayoría de lipotimias y hubo que atender tres traslados en ambulancia al Hospital Reina Sofía. Pero pese a estos incidentes, en cierto modo inevitables, la intensa jornada vivida ayer con la virgen como protagonista no se olvidará.