Ha pasado un mes del terremoto de Japón y sus consecuencias siguen siendo catastróficas.
Pasó el terror del tsunami que tuvo en alerta a cuatro continentes pero no el de la central nuclear de Fukushima, que ya se compara en magnitud al desastre de Chernobil, y cuyos vertidos al mar de sus aguas contaminadas tiene en alerta a muchas naciones.
Y tampoco la dañada central de Onagawa se sabe en qué acabará.
El temor a los alimentos contaminados ha llegado a la capital.
Apenas si se ha podido comenzar la reconstrucción, y la serie de nuevos terremotos, si bien estos de menor magnitud ( un máximo de 7º en la escala de Richter) mantiene a la población en una zozobra permanente.
¿Servirá esta catástrofe y sus consecuencias para que desaparezcan de una vez las centrales nucleares ? ASÍ LO DESEAMOS